a Claudia Lars, in memoriam…
Mi niña, ¿a dónde te has ido?
¿Por qué has olvidado tu tierra de infancia?
¿Dónde estás que no veo tus estrellas en el pozo?
¿Dónde estás mi niña?, porque sin ti me siento sola y vacía
y me pregunto, ¿por qué soy vagabunda?
Mi niña, niña mía, ¿dónde estás?
Que lo único que vaga por esta ciudad llamada Armenia
es tu nombre
y una pequeña pintura en tu honor
suspira abandonada en este desdichado parque,
que aunque tiene frente a sí tu dulce morada,
no hay más que eso,
recuerdos de esta tierra donde fue tu infancia…
Niña amada mía,
que yaces en el cementerio de los Ilustres,
donde cierta vez -sin quererlo- sentí tropezar con algo,
y al caer mi mirada
pude apreciar un papel desteñido con una rosa marchita
sobre tu tumba.
¿Habrá sido tu grito lastimero clamando por un verso?,
¿tu voz pidiendo un soplo de poesía en tu nombre?,
¿tu silencio clamando acaso por un poco de romance
de norte a sur para ti?
La verdad no lo sé,
sólo puedo asegurarte que en mi mente,
y en la de muchos,
estás latiendo constantemente…
Abigail Aragón
salvadoreña