Se degarró la aurora
en inconsolable verso.
Una míriada de estrellas
se precipitaban tras el otero...
y mis labios adormecidos
acariciaban un nuevo día
llenando la mañana...
de cálidos besos.
De púrpura y grana,
tus trémulos labios...
entre pálidas sombras
me buscaban.