No existe un
conejo, igual
a otro...
Alicia, se
miró al
espejo,
retrocedió
unos pasos,
y no quiso
entrar.
Ya conocía
su historia,
se la habían
contado
muchas veces.
No quería,
volverla a
repetir...
Cogió una
maleta, que
no era roja
y se tiró por
un tobogán,
a mirar como
el conejo,
seguía
esperándola
por el espejo