como una lluvia
cuyo telar manifiesto moja
resquicios del alma
así me exculpo de mis ayeres
y busco determinaciones para saber quién soy:
las voces de los seres que me han acompañado
el pasado
el presente
y el juego incierto de lo venidero
siempre la antigua obsesión
de mirar los límites que se disuelven
vacío de espumas
en letras transparentes escribo un poema
y cenizas de mi tabaco caen en un platillo gris
hasta mañana estaré aguardando
-ceremoniosamente-
que la ceniza forme
una pequeña gruta donde cobijarme
de estos resabios de amores tan cobardes
decepciones más o menos embozadas
que ahora son orillas de manta
gatos al carbón
golpes de frutas celestes
y un solo amor
a vino viejo y a caricia
Yo desierto
reclinado hacia unos ojos distantes
cuya memoria incito.
G.C.
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