Pon tu mano sobre mis manos
Solo me queda una canción.
Vamos, vuelve a ese momento
donde todo comenzó;
para oír una vez más,
Por última vez, mi última voz
De encanto trovador…
La vida me exigía sueños
Y el amor fue una forma de soñar
Abrí mis puertas a la alegría
Para dejarte entrar.
Pero sin aprecio a lo que daba
No hubo luz de comprensión
Nada se tradujo en cielos
Todo fue desolación…
Y el amor se descompuso
Sin hallar su blanco inestimable…
Se desapareció.
Hoy solo puedo invitarte
A cerrar tus ojos despacio
Y a llorar conmigo
La resignación del adiós…
El tiempo que el amor nos dio,
Toda la infinita espera,
Nada fue tuyo, solo mío…
Y tan solo mía ha sido, en pleno otoño,
La pretenciosa primavera.
(Socorro Maria Lopes)