LAS BARCAS DE MI INFANCIA
Contra la corriente amarga
sobre el río de mi infancia,
se acercó una barquilla
al costado de mi barca.
La mía era la negra,
la otra era la blanca,
pero tan bonita era
cuando se enarbolaba
que todo mi gran amor
era comprarme esa barca.
Yo no tenía los medios
ni valor a desatarla,
sólo sentía tenerla
y con amores comprarla.
Siguiendo nuestros murmullos
sobre las tranquilas aguas,
la barquilla se viró
inclinándose a la banda.
Y yo, sobre las corrientes,
supe llamar a mi alma
preguntándole por qué,
no era querida mi barca?.
Ella me dijo que no,
que el mundo era una trampa,
que todo era mentira,
que todo era una farsa.
Cuando salió de aquel río
dolorida y cabizbaja,
¡qué angustia muerta en tristeza!,
¡cuán ojos llenos de lágrimas!
Aquí al pie del juncal
sobre el río de mi infancia,
yo no vi otra barquilla
nadar mejor en el agua.
Yo soy la chalana negra,
fiel amiga de la blanca,
y a pesar de tanto tiempo
que entre ambas no se hablan,
aún me sobran los suspiros
para comprarme esa barca.