En cuanto se cerró la puerta cuando te fuiste,
me senté a meditar cual será la razón de tu partida,
entonces me asomé a la ventana de aquella habitación,
y sentí en mi rostro la frialdad de una densa neblina.
¿Llegarán a tu vera, los abrojos mustios de mi corazón?
Los lirios blancos enmudecen acallando mi soledad,
Acuden a mi las añoranzas furtivas de nuestro romance,
inundando de llanto mis ojos, aquellos que decÍas añorar.
Me da la sensación de que el mañana no vendrá solo,
quizás acudirá a compañado de un sol radiante,
quienes despertarán el latir de mi corazón y se que
sentiré nuevas ganas de despertar junto a un nuevo amor.
MABEL DEL RÍO
2015/04/13