Duermen en mi todas las alegrías
que pasamos y los sueños que inventamos,
todo quedó sólo y mustio,
un eterno otoño me habita,
los segundos no quieren comerse el tiempo
para que llegue el verde con su colorido
y que trinen pájaros nuevos,
nuevos cantos y esperanzas.
Donde están los suspiros que me faltan,
dónde quedo yo con mis locuras
y éstas ánsias por ver la luz
para que el foso se cierre
y así nacer de nuevo.
Quién lo creyera, yo,
pobre soñador sin sueño,
naúfrago sin mar, por la vida
voy como si un desierto fuera
y los oasis con sus cocoteros
inexistentes me dejan con esta sed
de amor en un holocausto
de necesitarte y no encontrarte
Dime tu que con pensarme oyes mis quejas,
por qué no abres la reja que plantaste
frente a mi corazón
para alejarte de mis caricias.
Dime qué alma tocó la tuya alejando
mis versos de tu piel, qué frío
calma tu hoguera por que encendí
muchas piras en tus anhelos,
acaso fué que quemé tanto
de tí que no hay más nada para
para éste labrador de ilusiones?
Dime qué fué de los caminos y los ríos,
de las manos que eran lazos,
de los ojos titilantes,
qué fué de los malos chistes de los que
nos reíamos como si fuesen de lo mejor,
de veras, ahí me decía que hay qué estar
enamorados para ser feliz con tantas
cosas absurdas sabiendo que
lo realmente importante era tu presencia,
esa sí me es necesaria aún,
pués sigues siendo mi vía láctea
ese sol en el cual giro y me ilumina
en el que lleno de lo que me falta
no necesité más.
Ahora duermen en mí todas las alegrías
que te llevaste, ojalá cuando veas
que te equivocaste comprendas que fuí
yo quien me equivoqué de corazón,
ese tuyo que losál, es tan pétreo
que con cada gota de mi ausencia
se rompa y por simple vergüenza,
al verme sigas como hoy...
de largo como si nada.