Empezar un comienzo cada día, esperando terminar con la paz que lleva a navegar por las palabras, describir una historia de amapolas caídas desde el cielo para su andar en tierra un día al desencallar después de diez años, su voz es de los mares llevándome en lo profundo de la oscuridad, ahoga en cada beso belleza inigualable cuerpo de cuerdas cantan el naufragio de la melancolía:
Ordinaria mentira Invierna cada rincón del alma, falsa alegría sufre trasladando los días en témpanos, derrotado en una batalla contra el frio congela cada lagrima.
Existes en cada lugar por dentro del cuerpo sistematizando un dolor a una emoción, arrepiento del no actuar de lo que ha de hacer por ver reír las margaritas, tratar de apagar la luz para ocultarme es solo un alivio temporal hasta el amanecer, mirarme ahora que no estás aquí en el espejo es un despojo la agonía que te mata sin poder morir agradeciendo por la salud que me has de dar por encontrar en este momento la súplica que te ha de pedir a través de la fe que de su boca se predicó la religión hijo de sangre tinto y cuerpo de miga su vida a cambio de mis pecados perdonar más la de todo el prójimo.
En mi plegaria a Marte mi lengua será rezada, y jamás he tocado el planeta rojo, llevarte al origen del sentir a este deleite que recuerda cada momento de éxtasis al origen del crepúsculo, iniciando la penumbra del derrame de la vía láctea, el albo polvo cósmico creado del seno del alimento proveniente de la fauna instintiva árida de la noche sin luna de Venus , tu fabulosa forma de creación me lleva a la nebulosa e infinidad de uniones de letras formando cada mensaje trasportado por la retina, ojos que no te ven y acogen las lágrimas amargas guardando tristeza en cada gota cansada de recorrer las mejillas.
Lincoyan del Rosario.