Camino por el sendero vacío,
sin alma alguna que me acompañe,
dejo que mi visión el sol empañe,
para sentir de la soledad, el frío.
Se arremolinan mil figuras
haciendo caravana a mis pasos,
la belleza de las flores en sus regazos,
como en un lienzo, resaltan sus finuras.
Absorto, vagando, caminando
el tiempo se pierde en lontananza,
el sol sin detenerse avanza,
me sorprende la noche cavilando.
¡Ya no es fría la soledad...solo la noche!,
que de su natural luz, hace derroche.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN, MEXICO, Abril 14-15