Cronistaebrio

La habitaciĆ³n

La habitación es penumbra,

la paredes son prisión,

la ventana esperanza,

la muerte es el reloj.


Los libros apilados como recuerdos,

los zapatos que van hacia ninguna parte,

la silla de la larga espera,

el teléfono que nunca sonó.


Pobre de aquel que es prisionero de sus miedos,

pobre de aquel que durmió y nunca soñó,

pobre de aquel que ante lo blanco,

ejerce el oficio del ocioso.


Se pregunta mil veces para que intentarlo,

pero sabe bien que a nadie se le recuerda,

sin realizar obra,

en la oscuridad muere todos los días,

aquel que nunca lo intento.