En tus labios de promesas se posan mis
recuerdos del dulce tacto antiguo
que me regalaba tu cuerpo y su calor
cuando te abrazabas a mí en tus descuidos.
En ti se esconden desde entonces ciertas
perdidas raíces inmateriales y livianas
que me abandonaban refugiándose en
la esencia etérea de tus melodías.
Yo he guardado tu sonrisa de entonces
en mis oídos cerrados al viento ennegrecido
del recorrer descalzo la vida sobre brasas.
Si quieres esas lúdicas sonrisas de metales blandos
ven y tráeme mis minúsculas semillas
impregnadas en tus azules marinos
sobre tus manos cerradas en abrazos.