Una flor naciente,
una flor marchita,
todo nace,
todo muere.
Sola en su habitación
sin q ni siquiera la salude el sol,
atormentándose por el dolor
y la oscuridad que le enfría en el corazón.
Se va muriendo,
se va olvidando;
de ella nadie sabe,
una luz en su mundo no cabe.
Ante todos muestra una sonrisa
pero todo dentro de si lo tiene hecho trizas,
el deseo profundo lo quiere deprisa,
y dará su último respiro
en la agraciada q se atrevió a entrar, la brisa.
Su espíritu esta destrozado,
sus esperanzas se han quemado,
su vista la oscuridad la ha segado,
su ausencia no recordada será su legado.