No esperes que mi voz llame a tu puerta, y mucho menos que la mía a tu regreso se mantenga abierta.
Ni que el viento que toca tu mejilla sea yo al recordarte,
Porque si te marchas, te aseguro que yo también iré a otra parte.
Entiendo mi promesa de ser siempre tuya, pero las palabras no deben mantenerse cuando a nuestra alma destruya.
Y si el viento cariño, no nos lleva hacia el mismo horizonte, es necesario que distanciados, descubramos un nuevo norte, no como el primero, claro está, porque fue algo efímero y de cierto modo vulgar.
No creas amor que lo hago por orgullo, recuerda que un día en mi debilidad, mi amor fue completamente tuyo.
Y es cierto, lo sé, sé que me amaste, pero el error fue mío al jurar que solo a mí me soñaste.
Te dejo marchar, pues no pretendo que seas siempre mío, y puede que una de estas noches encuentres en mis brazos un refugio realmente frío.
Y tranquilo, yo reconozco que tu despedida duele, pero de amor cariño, nadie se muere.