Estaba amaneciendo en mis pupilas de loco
mientras ella caminaba sobria y radiante
a mi lado
ignorante de lo que estaba ocurriendo en mi cerebro
y disparatados sentidos.
Por su pelo negro se colaba el sol
queriendo quedarse a vivir en él,
una tenue brisa mañanera lo mecía todo
y yo solo podía pensar en desayunarla.
Nunca la había visto tan hermosa,
tan llena de vida.
Quería recorrer con el filo de mi lengua amarga
esa escultura que con tanto atino
talló la genética
sin dejar un solo recodo
por inspeccionar,
quería secuestrarla,llevarla lejos,
allí donde pudiera ser solo mía,
diseñada para mi exclusivo placer,
diseñada para mi egoísmo pleno...
Pero un lunático mirando a los ojos del alba
está destinado a perder cada oportunidad
que en otro momento
con \"esfuerzo\" y la ayuda
de sustancias inhibidoras de la coherencia
se ha ganado,
algo lógico
supongo.
No recuerdo que tecla toqué erróneamente
que de pronto empezó a chillar
como una fiera hambrienta de venganza
y su brillo y encanto
en lugar de disminuir
se hicieron más poderosos
y del asfalto parecieron salir oídos
y manos y dientes
que amenazaban con triturarme
o hacer que la Tierra se partiese en dos...
y creo que fue así con exactitud,
dos mitades separadas
en las cuales
jamás nos volveríamos a encontrar
ni por los curiosos caprichos
de la ebria casualidad...
Mereció la pena,
nunca he vuelto a contemplar
semejante espectáculo
tan delirantemente fantástico...
De ese modo definiría la belleza,
un cóctel efímero
con falso aroma y falso sabor
a eternidad,
indomable deseo que puede provocar
el inevitable suicidio
de las emociones de los débiles
y aún así es algo
que busco en cada presente,
en cada locura,
en cada carácter indómito,
en cada lugar donde hace su aparición
la majestuosa y pura imperfección.