COMO LA ROCA
El mar que sube mudo hasta mis labios
siento la sal como un remordimiento,
arrastra mi despojo silencioso
y vuelve cual paloma con el viento.
El mar arrastra dudas silenciosas
y con él se lleva mi amargura eterna
de los besos que yo te di en la boca
y tú los malgastaste como yerba.
Sólo un amor puede sentirse fuerte
como el acero al encontrar la roca,
sin que el agua del mar lo desmorone
como la sal que siento aquí en mi boca.
No intentes retenerme por la fuerza
teniéndote a mi lado me provocas,
yo quiero deshacerte en el espacio
y nuestro amor romperlo con las rocas.
Anahilda García