Buscando libertad, ahogo su albedrío entre senderos de trampas y en sueños utópicos.
Ando entre dudas, falseas, ingratitud, avaricias e indiferencia.
Mordió entre hambruna el silvestre cactus de supervivencia en busca de libertad; alimento la gula de despiadadas fieras; vendió su pobreza en deuda de vida.
Abortó crepúsculos entre sombras de gélidas mañanas que abrazaron la desnudez de su ignorancia.
Alcanzó entre matorrales la tumba anónima de un utópico sueño de esperanza en la ingenua idea de malvivientes de cuello blanco que entre cadenas de ilusiones pintaron un cielo de fantasía.
Hoy solo la cruz de madera entre pastizales silvestres desgarran los huesos sin nombre de cada inmigrante que jamás encontró su libertad.