Yo quisiera saber por qué la vida
nace, crece, se reproduce y muere
sin poder retornar a la partida
tantas veces como uno lo quisiere.
A veces me pregunto que sería
si la niña que un día me embobara
hubiera declarado me quería
y no que me ignorara.
A veces cuando estoy entre tinieblas
la miro y la reveo y fantaseo,
tan bella y pizpireta entre la niebla
de mi corto paseo.
Saber quisiera ahora qué es de ella
si acertó al iniciar otro camino,
si ha sido muy feliz y hoy sigue bella,
mi excelso jarrón chino.
Mas es posible que la niña aquella
ahora pensando esté en lo que escribo,
viéndome a mi como yo la veo a ella,
con mi rescoldo aún vivo.