Son las mismas, tus palabras,
los clavos en la pared
cuan sonrisa de Jezabel
eres la tierra azucarada.
Son las mismas, piel de hada,
esas curvas de tu voz,
cuan silencio atróz
que por doquier hace ruido.
Son iguales tus ojos heridos
sin aprender a decir \"basta\"
pues el dolor que arrastras
son los besos que recuerdas.
Cierra un par de puertas
entre tu corazón y el mío,
pues fuera de nuestro nido
no queda mas que la hojarasca.
Nuestros ramos, nuestra pascua,
nuestro amor en tregua
a un segundo y dos leguas
nos sentimos en el paraíso.
Si tu Dios así lo quiso,
pues que se te cruce lo mejor;
Mi Dios es dios de dolor
Que mi Dios perdone
lo que el tuyo hizo.
Blas Roa