Acércate a mi pecho que te adora,
que vuelva con tu imgen la alegría...
Cuánto tardas, que el alma desconfía.
Dulcifica, tú, mi pesar ahora.
Deja los verdes prados, mi pastora;
ven ya, regalo mío, gloria mía,
que por Occidente se agacha el día...,
y el sol de los montes las cumbres dora.
Guirnalda tejida de las mil flores
y una y delicada y oliente rosa
te traigo, Linda, para tí en llegando...
Te las daré cantando mis amores;
te las traeré a ti, mi bien, que amorosa
me darás un beso gustoso y blando.
(salvador)