Yo sé bien que tú a mi me reconoces
aunque intentes aparentar no hacerlo,
poco importa tengamos nuestros roces
los afectos no saben de estraperlo.
Siempre tus goces han sido nuestros goces,
tus sueños se han fundido con mis sueños,
compartimos el menú en los arroces,
cucharas somos de los mismos dueños.
Te conozco como a mi tu me conoces,
alegre, juguetón, jovial, risueño,
somos ecos los dos de nuestras voces
y hasta usamos los mismos albornoces.
Y aunque tú, hermano, seas más pequeño,
para entender nos sobran altavoces.