Este poema del aburrimiento,
a intempestivas horas lo escribo,
desatinado y medio dormido,
si saber muy bien que escribir.
Pesan mis párpados de cemento,
y en este momento derribo
todo pensar positivo
que se aloja en mi sentir.
Todavía sacaré algo de jugo
de esta hora disoluta,
que tiene plena y absoluta
mi permiso para dormir.
Y me pesa como un yugo,
y a mi me lo discuta,
quien sepa lo que escruta
desde la ventana su aburrir.