Las luces de esta ciudad anuncian
la crónica de mis últimos látidos,
son 2, son 3, no sé
pero si sé que te amaré hasta que se detengan
porque el ocaso fue más grande que esta muerte,
y las llamas dibujaron una línea
tan delgada pero fuerte que nos uniría
aunque yo diese un paso al otro lado del puente,
las luces de este cielo ya proclaman
los últimos versos al escalar esta montaña,
de la que gozaré una inmensurable vista
llevandote a tí en mi pecho y mis memorias;
sé que te amaré hasta que mi corazón fallé, o más allá
donde encontré esa luz en ti y tu sonrisa,
me voy ahora, no después pero ahora
a morir amando y amar muriendo
porque tu eres la historia que concibo
con tanto orgullo en mi cabeza
para guardarla después de muerto
y revivirla si algún día otra vez vivo.