Rafael Pablo

TU PENA ES MÍA

 

En un delirio entró en
trance.


Antes de caer al suelo.


Las monjas lo
recogieron.


Todas eran amantes
de Jesús de los
cielos.


Y entre sus divinas
manos.


Gritó endemoniado...
arderéis en el fuego.


Rodeado de mujeres.


Ya recuperado, en
alcohol diluía su
neurona vacía.


Entre gritos y suspiros.
De las enloquecidas.


Que querían y exigían
más poesía.


Planchado, lavado y
perfumado.


Como lo encontraron
lo dejaron.


En las puertas de un
convento.


En un inmenso desierto.


Huérfano de amor moría.


Mientras decía...que
perra es la vida.


Al abismo de la soledad.


Iba todos los días a tirar
los pecados.


De sus amigas.


Y encerrada su amada la
ventana abría.


Y a su amado decía...
quizás amor mío.


Quizás algún día.


Iré al vacío de las mentiras.


Que tu pena es la mía.

 

 


(el confesor y las monjas)

 

Rafael Pablo