La caída copiosa de la lluvia parece
Lágrimas de tus ojos cuando despides
Grande como el raudal de Ganimedes
Que a la lejanía de la vista decrece.
La vida misma naciendo perece
Así estamos todos de paso sublimes,
Alzo al cielo la vista que me impides
Tocar tu belfo aunque me esfuerce.
Los años con el tiempo se merecen
Tranquilidad del alma que te inclines
Con la vista sol un brillo que enceguece.
En dos árboles en las sobras circense
Con la paciencia al borde la luz que recen,
Pájaros en las ramas que se mecen.