Las bocas dicen lo que saben
dibujan destrozos del alba en carne viva
o discurren en postes como palomas sin hambre.
Dicen que el silencio no debe ser pan que cruje
mientras se tapan los oídos
para dejar de escuchar que ellas también gritan.
Deberían las bocas servir para besar la tierra
o para nunca decir que está fugando el tiempo
como un tránsfuga que vuelve a su guarida.
Deberían servir para cantar vocales
que hagan girar las ruedas de la vida
y sonreírle al mal tiempo que opaca a los gorriones
o morder un durazno y agradecerle al agua.
Deberían las bocas servir para cantar jardines
para alabar los hilos donde se escurre el aire
y en última instancia deberían
las bocas servir para guardar silencio.
Digo. Tal vez estoy pontificando
y también grito, como canasto de pan
que también cruje.