No, no pude explicarle.
Ni de duendes,
ni de hadas.
A esa pobre chiquita, de apenas siete años.
Lastimada, golpeada, ultrajada.
No, no pude.
No sabía cómo hacerlo.
No entendía el motivo
de aquel que se atrevió a hacerlo.
Cómo explicarle, si hoy, todavía no lo entiendo.
No podía, no quería.
¿Por qué ser hipócrita?
¿Por qué decirle que \"esas cosas pasan?
¡Dios! Son siete malditos años.
Su inocencia ya no existía,
se la arrebató con la infancia.
A fin y al cabo,
¿Qué podía decirle?
Era su niñero ¡ella lo amaba!
¡¿Acaso él no lo comprendía?!
Era solo una niña,
Ahogada en su llanto, sufriendo, perdida.
¡No!, ¡No voy a mentirle!
No son cosas que pasan.
No puedo entenderlo,
y usted.
Sí, usted que está leyendo,
si llega a comprender,
los motivos que tuvo ese monstruo horrendo,
le suplico me explique...
Porque lo juro, no entiendo.