Me siento casando, agotado y muy triste
no consigo vencer esta cruel congoja,
la vida me a dado lo que tu quisiste
pero con dolor como la sangre roja.
El camino fue largo y pedregoso
mi razón fustigabas cada día,
comiendo mis ansías como oso,
pero mi corazón siempre se hendía.
No le basto las caídas que me daba
ni fue suficiente la dolorosa herida,
quisiste demostrar que tu mandabas
¿porqué azotas tu mi aflíjida vida?
Pasaron los años, deje de soñar
en aquellos logros de mi juventud.
Ahora sólo me queda el recordar
que a pesar de ello nunca cambie mi actitud.
Un beso y una flor.
Alfredo Daniel López.