Desde el manantial supremo arropaste mi existencia
Mi preciosa madre quizás no percibió tu perturbadora intención
Mi llanto mostraba que te hacías fuerte
Y el eco de la paz conjuro quizás para siempre tu voluntad.
Invisible ante mis sentidos pero propietaria de mi vivir
Bordear el aura de tus consejos es una tentadora pasión
Decirte que si es como amar por última vez
Anqué mis fuerzas cada noche permiten el roce de tus labios
Mi amiga inseparable enemiga de la felicidad, ¿por qué te mueres de envidia?
Tus paraísos son desiertos de amargura y sangre,
Que vislumbran el más lujurioso placer terrenal
Tenerte es paz, paz que nunca acaba.
Aceptar tus propuestas seria desearte, negarme seria amarte
Quiero olvidar y lo hare, quizás mañana, quizás nunca.
Me despido con un beso,
Quisiera no volver a verte,
Pero sé que como amante eres las más fiel,
Mi inseparable amiga
Mi amiga la muerte.