Las paredes tragan cada una de mis palabras,
Cada una de las perdidas letras que he vomitado de tristeza,
Escurre desamparo en mis muros.
Mi sangre hierve de silencios.
Otra vez me sumerjo en el amargo dolor de los recuerdos.
He escrito mi grito con sangre,
en mis brazos se tatuaron mis anhelos rotos.
Se que aún puedo desprenderme de todo conciencia,
entregándome al festín de la muerte,
pero aún no dejaré que los demonios saboreen mi alma.
Un rio de lava recorre mis venas.
buscando hacer erupcionar mis palabras en hojas de piel,
Pero mis hojas son sordas y están secas,
Mi lápiz las rompe y las palabras queman.
El silencio sigue siendo una erupción frustrada,
Una que carboniza mis sentidos y lanza rozas.
Estoy cubierta de cenizas.
El vacio sigue latiendo en mi boca;
Cárcel perpetua de mis palabras sin voz.