Todas las tardes de estudiante ,
leía mis libros frente a una fuente ,
que era testigo de mi romance , con
una bella joven , que con sus libros
caminaba frente a la fuente .
Mis ojos disimulaban , mi encanto de
verla pasar , moviendo las hojas de mis
libros , que habían aprendido a
reproducir mi admiración por ella ,
que sus caderas acariciaba el aire
fresco de la tarde .
Este sonriente me decía , seguro que
deseas besarla , y tomarla de la cintura
y abrazados caminar , sin terminar el camino .
Yo respondía , tú sabes que si , curioso amigo ,
deberías ayudarme y hacer con tus vaivenes ,
un fuerte aire , y que sus libros caigan , y yo
corra presuroso y se los levante , y de ahí ,
yo me encargo .
Y de tanto pedirlo , un día el aire me lo concedió ,
y ella me observó como yo quería .
Hoy le sigo diciendo , eres mi amor ,
la chica de la fuente .