La naturaleza su ira desahogó,
lanzó feroces rugidos, confusión de gemidos,
habitantes despavoridos hacia el monte han huido,
presurosos, dormidos entre llantos y gritos,
para observar el horror impensado,
grandes olas y movimientos hondonados,
que luego del malintencionado suspiro
desgarró a su paso lo que hubo querido,
Inconmensurable, sentido,
dolor de fieros retorcidos, y el gris frío y sombrío,
yace tendido, carente de altura, sólido molido,
mudo testigo de la furia sin freno que
una madrugada de tiempo ameno, quiso desolar al sur chileno.