Ya que vivo envuelto en la locura
escribo a una mujer que no existe
sueño e ilusión que en mi persiste
exclamo admiración por su hermosura.
Y aunque es poesía casi ignorada
describe con fervor a su estrella,
detalla a una mujer limpia y bella
que la naciente aurora queda cegada.
Y es que la veo a cada paso que doy
de tan loco y enamorado que estoy
la llevo conmigo por donde ando.
Y aunque los ojos tengo que cerrar
para verla mientras estoy soñando
que vendrá conmigo a caminar.