Qué lástima me das, ¡pobre avaro!
pensando en tu ignorancia
que todo es caro...
magullando entre dientes una excusa
(de las que más se usan)
para no dar...
Y el tiempo pasa,
sigue pasando...
y tú en tu casa,
acumulando...
también en bancos
o en cualquier parte,
poniendo esfuerzo,
ciencia y arte,
porque tu meta
sólo es: ¡guardar!
Todo te quedas,
nada regalas ni nada das,
sólo en los casos de obligación
finges ser bueno, pero se nota
que todo es teatro, postura, moda;
no tienes alma ni corazón,
¡sólo una caja registradora!
No vales nada... ¡ni un verso más!