El aroma de naranjo en flor,
de tu tez exhalado,
mis ansias enloquecen, al tenerte
entre mis brazos.
El juicio enajena sin cesar,
ese aroma tuyo, sedúceme hasta los tuétanos.
Se enclava en los sentimientos,
haciéndome sentir,
que la existencia de mi ser eres tú.
En los desvelados insomnios,
la sonrisa de tu candor aflora en la conciencia,
los despertares se desnudan,
al llegar el alba.
Tu cuerpo en las retinas dibujado
los sentires paraliza.
Marañas de felicidad alborotan los momentos
al despertar a tu cintura ceñido.
De tus ojos el embrujo,
destilan avasalladoras miradas, perdiéndose en ellas
la razón de la sinrazón.
Los huecos del espíritu se llenan,
con el néctar hurtado a las abejas, libado
de las flores de mirto.
De mi jardín.
bambam