Me vino un bello recuerdo,
de un perrito que recogí en mi casa,
vivíamos en la ave.
Llego un perro todo revolcado,
traía su hocico lleno de espinas
y tenia mucha sed,
mi mamá me decía ten cuidado,
no te valla a morder Lupe,
yo seguí quitando le las espinas y acariciándolo.
PASÓ UN TIEMPO Y LE PUSE SOLO-VINO.
Mi hermano jugaba fingiendo que me iba a pegar,
y solo-vino me defendía y le gruñía en serio.
Lo quise mucho.
Un día pasó el señor de un carretón,
y el perro lo reconoció era su dueño.
De la alegría que tenia aullaba
y daba de vueltas y me gusto verlo así.
Se iba con el sr. y se regresaba conmigo,
solo vino me daba lenguetazos de felicidad,
no me aguante y lloré.
El dueño también lo acaricio mucho,
y luego me dijo,
__¡¡niña yo pensaba que me lo habían atropellado!!.
LO EXTRAÑAN MIS HIJOS EN LA CASA Y HAN LLORADO POR EL
__¡¡No se preocupe yo sabia que el esperaba alguien!!,
todas las tardes se sentaba afuera cómo dos horas.
Le puse solo vino y ahora se tiene que ir con usted
otra vez a su casa.
¡¡Adiós cosita te quiero!!
Y esté es un recuerdo de infancia,
que lo llevo dentro por siempre.
CORAZÓN LIMPIO
Mty. N.L. México