El amor a la madre, inicialmente,
Lo comienzas a sentir allá en su seno,
Al latido de su corazón sereno,
Y quizá con las caricias de su vientre.
Y después del trauma de venir al mundo,
Lo primero que percibes es su abrazo
El calor de madre que genera un lazo,
Irrompible, duradero y tan profundo,
Que transciende incluso hasta la muerte,
Pues, por mas larga que sea mi vida,
Jamás podré devolver, madre querida,
El amor que recibí, amor tan fuerte,
Que incluso faltando de mi lado,
Todavía muchas veces te percibo,
Alentando, protegiendo y es tan vivo,
Que al sentirlo me siento perturbado.
¿Mereceré madre yo tanto cariño?
Y si de verdad hay ángel de la guarda,
¿No usurparás tú su puesto, madre amada,
Para cuidarme como cuando era un niño?
No quiero olvidar, llegado a este punto,
El amor que tuve a mi padre querido,
Quizás un amor mas controvertido,
Por discrepar muchas veces sobre asuntos,
Que después de tanto tiempo transcurrido,
Al ser padre, entiendo claramente:
Los hijos la autoridad la ven enfrente,
Y se enfrentan a todo lo que no han vivido.
Y ahora que no estás, !Cuanto te añoro!
Pero, sobre todo, padre te agradezco,
Que me criaras como un hombre recto,
Me dieras integridad. ! Que gran tesoro ¡
Este amor al padre y a la madre,
Dos partes de un conjunto considero,
Para mí son además amor primero,
Y sin dudarlo, el mas importante.
Enero de 2015
Jose Cruz Sainz