DAMSYD

BumerĂ¡n

 

Ahí está la mirada,

revelándose en espejos:

ni se calla ni se oculta.

Reflejo de lago al cielo.

 

Ya ves, tampoco ciega estoy...

Y veo... Veo las huellas del pasado,

y la duda se hace niña en mis ojos.

 

Ando, siempre adelante;

tras de mí, hojas muertas

desdíbujan postreras pisadas.

 

No se puede borrar lo que se ha escrito.

Y al pretérito se le sangran los pies,

los ojos, los dedos y los labios.

 

Estás, mudo de ojos con cizaña,

mostrando a la palabra

dísfrazada de una carente bondad.

 

Para ti, la reverberación

de tus voces y tu saña,

que con dolo, quieres espacir.

 

Que te alejes: eso quiero.

Ni me hieras, ni te hiero.

Allá arriba, dónde el cielo,

te lo van a resarcir.