Ella llora con lágrimas de sangre
roja, como la flor que él le ofrece,
momento antes cuando con un café
la sincera amistad a ella promete.
Con cantos de sirena como cuando
siendo alumna su bailar le enloquece
- baila mi niña baila - con la copa
de buen vino que su mano sostiene.
¡ Cómo la engaña el viejo malandrín !
¡ Cómo juega con mi niña doliente !
qué en busca de afecto y una compañía
incauta su amor le entrego un septiembre.
Libros, libros, libros; lee mi musa
que luego del saber de tu cimiente
el frustrado profesor robará,
la novela que con ardor te apremie
violando con esa firma farsante
el trabajo de tu mente valiente.
¡ Qué cobarde és el vil profesor !
tu libro del cual él ahora miente
rubricando autógrafos como suyo;
lo robo de tí mi niña inocente.
¡Como podía enseñar el traidor
Derecho con esa pompa solemne!
de aquel que por creerse un gran señor
a tus ojos con malicïa aceche.
Pobre niña ilusa que se enamora
de un hombre que solo es palo trinquete
treinta años mayor que mi incauto amor
el cual con su voz de timo la envuelve.
No le basta el engaño con que hurtó
la rosa que en tu juventud florece
que era la mâs bella flor que jamás
en su sucia y negra vida merece.
Pero el engaño solo caería:
sexo con otra y tú ¡de él te alejes!
convirtiéndose en rana tu vil príncipe
que amargo llora y mucho vino bebe.
Hoy él regresa después de unos años
oculto tras la sombra del que miente;
para abrir la vieja herida que sangra
e impedirle a la vida que la cierre.
Un beso y una flor.
Alfredo Daniel López.