Desde una niñez casi inmediata y de viento,
una niña que vive en mi, jugo a los globos,
hasta ya no conocernos,
hasta olvidar su nombre en los conciertos del cielo,
y las voces de lluvia.
Desde una niñez que perdí,
unirme a sus labios delgados casi extintos,
unirme a sus cejas extremas que nunca se tocaron,
unirme al cabello donde cada cuerda era,
una entonación de belleza nunca antes moldeada.
Ya no es niña y su nombre sigue sin estar,
mas que en estadías de verla en fotos y recordatorios.
Ya no es niña después de mucho,
y después de poco volví a sentir virgen el saludo que te di.
Y por las cinturas de aquellos arboles,
saliste con tu palabra responsable y obligada.
Y ahora me pregunto...
¿A quien incluyo?
Es a ti, a tu niñez que exprimí,
que inmediato me vienes, aunque tu nombre sigue sin estar.
y tras tu aparición me vienes en disparo a la respiración.
Me abrí camino desde los tiempos tuyos,
sin olvidar que por ti soy un ser romántico.
Humberto Velasquez Jimenez
24/Abril/2015
10:46 a.m.