una oveja muy lanuda del rebaño se extravió
y solita entre los pastos amargada se quedó
en ayuda y tan dispuesta doña vaca se acercó
y una duda de la charla la ovejita elaboró.
es motivo de gran miedo no tener la protección
de los míos y los perros y el genuino don pastor
cuanta angustia tengo ahora, cuanto miedo por favor
y una lágrima lozana por su lana escabulló
mientras tanto el valle entero la tormenta recibió
empapando a la ovejita y a su triste depresión
el rebaño ya tan lejos imposible de saber
la alegría del retorno si en su vida acontecer
[…el escrito pone un alto aclarando alguna pena
pues la oveja es la materia es la prima de la industria
es su lana y el producto de los huesos donde cuelga
la carne que nos engorda y abrigos que enajenan
condescender es infame, hipocresía de inculto
nadie llora por la vaca de un mcdonals usufructo
ni lloramos por los peces que se mueren gentilmente
soportando nuestra saña de ensuciar el mismo indulto…]
la pradera estaba entera sumergida en un grillete
sin los pastos del engorde la ganancia se anulaba
el granjero lamentaba la caída de su ingreso
sin perder la compostura de la oveja y su lamento
de ganado todo el mundo en sus manos tiene estigmas
muy marcados por la frente con coronas de la espina
si la lanza nos condena y hace siglos que se entierra
sin ser Dios somos nosotros los causantes de la pena
y la oveja avergonzada de su dueño y todo aquello
en vanguardia y divergencia le gritó a los cuatro cielos
acabemos la abundancia e interpreten en consciencia
que la tierra no es de nadie ni fomenta diferencias
y sus gritos repetía y los ecos no se daban
el idioma del balido no se estudia ni te salva
disfonías y esperpentos no estrechaban ni en disputa
a la gente inexistente ni al apiado en la premura
estoica y apaciguada se abandonó a la suerte
mojada y adolorida quiso amigar a la muerte
entonces cayó su mente y caminó sin destino
topando con una ruta y la entrada de un vecino
Y el epílogo cuenta más o menos que, luego de los beeerrinches de la oveja y un fugaz y racional disturbio, un hacendado reconoció la marca y la devolvió a su nido. No paso mucho tiempo que la ovejita olvidó su mal momento y ahora corretea el campo nuevamente con los suyos. Es triste, quién lo diría, su mundo era un simple pasto de engorde.
Nos queda desearle salud y vida prospera al ganado.
Que así sea.