Ayer paseando miré a tu acequia,
estaba triste,
sus aguas cenagosas,
antaño claras, límpias y olorosas,
ahora de putrefacción se visten.
De tus sueños ya queda la entelequia
de aquellos que en sobrevivir insisten,
ninguno te acaricia ni desviste.
Y tu escenario,
al cruel paso del tiempo no resiste
pues nadie ya contigo es solidario.
Casi laguna, acequia, ahora charca,
tus sueños y esperanzas de ser mar
se han perdido en tu incierto caminar
o entre alcanfor guardados en el arca.
Hasta las ranas te han abandonado,
pues ahora ya a tu lado
sólo queda dolor y desconsuelo.
Trágico hoy hasta el duelo
entre sombras se ausenta ensimismado.
Tus ojos dolorosos, desprendidos,
atónitos de afanes escondidos,
lágrimas lloran con olor a muerto
en nombre de un futuro tan incierto
escaso para vivir ya de motivos.