Mi cerebro es un libro que yo he escrito
lentamente, sin hacer ningún ruido.
Una experiencia es la letra, que he vivido,
cada palabra una ecuación, un hito.
Mi sangre ha sido mi tinta. Y un lugar
la reflexión ocupa en mi tintero,
algún borrón que mencionar no quiero,
los impulsos que he tenido que aplacar.
Las dudas he intentado ya pasar
por el tamiz. Y el resto que no quiero,
tirarlos he intentado al basurero
o en nota al pié he tenido que explicar.
Antes de a la edición ponerle fin
unas páginas tengo aún por completar
para, al fin, ya poderlo publicar
y salir a disfrutarlo a mi jardín.
En la portada yo quise allí pintar
-un naranjo e injerto un limonero-
un texto que destaque en un letrero:
“yo te quise, mi amor y yo te quiero”.
Un globo he atado encima del sombrero
por si un día él tuviera que volar.