Sentada en mi cama,una enorme tristezaaniquilaba a mi alma,algo dentro de mí se ahogabaen un sufrimiento sin fin. Oscurecía y mis ojos cansadosse cerraban a la luz de tus palabras...era mucho lo que yo te amaba...era mucho lo que esperaba de tí. Te ofendí al pedirteun poco más de atención,te incomodé al quererentrar por completo en tu corazón. Salí de la casa agitadamente...sentía que no podía respirar,la voz de la noche me llamaba,no quería más pensar. Buscaba alguna respuesta,algo que me hiciera sentirque era yo importantey que me querías al fin. Caminando en la nochequería yo borrar,todos los reprochesque parecían no terminar. No encontraba respuesta,los árboles callaban para mí,el viento no me decía nada,todos se burlaban de mí. El frío pavimento de la arboledacalaba hasta mi cabeza de soledad,no había más ya nada...tan solo me querías dejar. Un grillo apareció en mi camino,su canto un poco me alegró,parecía yo como un niñoqueriendo jugar con el sol. Miraba todas las estrellas,parecía que no me escuchaban,a ellas no les importabaque estaba muriendo mi alma. Una solitaria estrellaapareció frente a mí,era tan radiante y bellaparecía sonreir. La miré con toda mi ternura,quisé que pensaras en mí,ella me dió la respuesta...que no te apartarías de mí. Sentí abrazarla con mi pecho,su dulzura me inundó,era una lejana estrellade la constelación de orión. Ella me dio la respuesta,ella me hizo sentir,que aunque tú no quisierasen tu corazón ya puedo vivir. YOLANDA BARRY.