Yolanda Barry

CAMINANDO EN LA NOCHE.

 

Sentada en mi cama,
una enorme tristeza
aniquilaba a mi alma,
algo dentro de mí se ahogaba
en un sufrimiento sin fin.
 
Oscurecía y mis ojos cansados
se cerraban a la luz de tus palabras...
era mucho lo que yo te amaba...
era mucho lo que esperaba de tí.
 
Te ofendí al pedirte
un poco más de atención,
te incomodé al querer
entrar por completo en tu corazón.
 
Salí de la casa agitadamente...
sentía que no podía respirar,
la voz de la noche me llamaba,
no quería más pensar.
 
Buscaba alguna respuesta,
algo que me hiciera sentir
que era yo importante
y que me querías al fin.
 
Caminando en la noche
quería yo borrar,
todos los reproches
que parecían no terminar.
 
No encontraba respuesta,
los árboles callaban para mí,
el viento no me decía nada,
todos se burlaban de mí.
 
El frío pavimento de la arboleda
calaba hasta mi cabeza de soledad,
no había más ya nada...
tan solo me querías dejar.
 
Un grillo apareció en mi camino,
su canto un poco me alegró,
parecía yo como un niño
queriendo jugar con el sol.
 
Miraba todas las estrellas,
parecía que no me escuchaban,
a ellas no les importaba
que estaba muriendo mi alma.
 
Una solitaria estrella
apareció frente a mí,
era tan radiante y bella
parecía sonreir.
 
La miré con toda mi ternura,
quisé que pensaras en mí,
ella me dió la respuesta...
que no te apartarías de mí.
 
Sentí abrazarla con mi pecho,
su dulzura me inundó,
era una lejana estrella
de la constelación de orión.
 
Ella me dio la respuesta,
ella me hizo sentir,
que aunque tú no quisieras
en tu corazón ya puedo vivir.
 
YOLANDA BARRY.