Padre, esa palabra
Que me llenaba de orgullo y sentimiento,
Nunca la pude pronunciar Cuando era niño,
Hoy quisiera escucharla y ya no puedo,
El sonido de su voz no lo percibo.
Hace un año que partiste,
Que dejaste las miserias de este mundo,
ahora vamos con el alma hecha pedazos,
Llevando con nostalgia tú recuerdo
Y añorando tu presencia y tu cariño.
Me traiciona y me consume el sentimiento,
El dolor de tu ausencia es un martirio,
Que penetra las fibras de mi alma
Como el filo de una daga,
Lentamente,
Dejando que se pierda el Pensamiento
en la dura Realidad de mi destino.
Yo sé que no estas
Y que nunca volverás,
Es la única verdad conque vivimos.
Estarás en la lluvia, en el sol,
En la brisa que acaricia la tarde,
En las noches taciturnas
Y sombrías,
Serás la luz que ilumine
Nuestras vidas
Hasta el día final de
la partida.