He confundido al hielo con la estructura de mi corazón y es que el frío es como recorrer la sangre caliente alrededor de mi cuerpo, y es que mientras beso tus labios me doy cuenta de que este emblemático frío ha acrecentado desde que tú y yo estamos juntos, porque no es a ti a quien deseo, no es a ti a quien beso con la ambición de sentir cerca de mi cuerpo. Tu calidez no me derrite sino me hela más el alma tiesa que ha perdurado desde que se fue atormentando mi espíritu con la ausencia de aquel otro nombre, de aquel otro ser.
A veces cuando el cielo se oscurece quisiera pedirle a la persona amada que me regalara un trago de su mirada con los niveles de voltaje que sólo él sabía cómo hacerle para ablandar mi sentir con sus cuentos para el corazón, desbordando lo que soy en un estado de mórbida sensación en donde anestesio lo tenso del corazón que no quiero compartir más, a menos que seas tú, te sigo amando aunque no debería y aún me preguntó cuánto más me has de doler.
Me pregunto si esta noche vendrás a saciarme o bien llegarás por la mañana mientras el sol sigue tratando de derretir en lo que se me ha convertido mi cuerpo.
Y es que mi cuerpo mientras caía no sabía a donde iba a llegar hasta que llegaste tú a implantar tu luz, tu ley que me darían sentido.
Esta tarde no estás conmigo y yo no estoy contigo, bien dicen que estarás unido a una persona, pero nunca con el amor de tu vida…
esa es mi historia.