Alfredo Daniel Lopez

EL HOMBRE DEL SOMBRERO DE COPA

Esbelto, largo y con alto sombrero de copa,

va en búsqueda de la insigne dama que a perdido

su triste imagen no sabe por dónde galopa;

y la noche martiriza su rostro que está hundido.

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Queda de ella el pañuelo de cuando entre la tropa

siente exhalar ese cruel malsano quejido

es el olor en la batalla que le acompaña y arropa

y sabe que vive por ella, pues él esta dormido.

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¡Cómo un jabato lucha y el soldado sí mata!

cada muerte la tea en sus manos sostiene

y aquel pañuelo blanco que es su signo de plata.

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El recuerdo de  amor seguro lo mantiene,

sueña en su corazón con oír la sonata

cuyos cantos juglares, a su alma la previene. 

 

Es el amor más grande que por mujer sintió,

que la guerra ardorosa su vida ahora frenó

y ello le quema y sabe, que ella lo conquistó.

 

Cual si fuera de Troya la seductora Helena,

a su amada la rapto pues estaba confunso,

aún siendo su amor sólido como la roca

 

No quiere caminar hacia atrás, no quiere ir en carena,

desea a su amada, bebe vino en la mesa

y sella ese regreso que ella espera tranquila,

soñando que él no ha muerto, que galopa y regresa.

 

Va en su búsqueda con aquel atuendo florido

al verla sin querer le brota un feroz gruñido

a vuelto aturdido de la vieja y horrible Europa,

seguro que su amor a él, ella aún arropa.

 

 

 

Un beso y una flor.

Alfredo Daniel López.