¡Ah el sonido iba creciente
En la cascada, la caída sonaba!
El arpa de oro en una escala
Adormecía el espacio floreciente.
Acomodado en la hierba luciente
Como en un paño refulgente,
De color verdusco que guardaba
Cómodos lugares a quien llegaba.
Juntos, de frentes acaloradas
Aprovechamos los únicos instantes,
Escapado en los rincones amantes
Era el destino en una sutil jugada.
Hizo olvidar el ruido de la gente
Que entre la madre selvas se colaba,
Pasamos desapercibido en el monte
Y tu boca junto a la mía me besaba.
Un la latir y ansias desesperadas
No me dejo escuchar la corriente,
El aire de tu voz elocuente.
Que decía amor detente, para.