Allí donde la tarde
se cuaja de dorados
matices que lamentan
la ausencia de su sol,
espera por la noche
un alma desolada
y una lluvia de estrellas
le incitan al amor;
lejos se ven las luces
de una ciudad perdida
los bacanales sueños
se prenden de esa flor
y no tiene descanso
la flor desesperada
hasta que viene el alba
y le devuelve el sol.