Hoy es otro día que pasa silencioso y taciturno,
En el cielo los negros nubarrones van creciendo,
Dejando caer la tenue lluvia que en segundos
Se transforma en un diluvio.
Me recuerda la edad cuando era niño,
Con el rostro pegado a la ventana
Abrazado a mis hermanos esperaba,
Que trajera regalos que llegaban
Transportados por creaturas invisibles
Mensajeras de otros mundos.
Que felices tiempos del ayer,
A medida que calmaba la tormenta
Nos mirábamos felices porque entonces,
Llegaba ese ser que con sus ojos
Taciturnos y profundos
Nos buscaba en los rincones más oscuros.
Con sus manos callosas y arrugadas
Por el paso de los años tan sufridos,
Nos llenaba de caricias tan sensibles
Que de dicha creíamos consumirnos.
Con sus frases de amor nos consolaba
Y nunca la oímos renegar de su destino,
Enfrentaba las adversidades de la vida
Viviendo solamente por sus hijos.
La nostalgia se apodera y me consume,
Los deseos de volver a vivir ratos felices
Que se evocan en las horas de infortunio,
Y nos deja pensando que no hicimos,
De sus últimos años lo debido.
Pero así es la vida y no podemos
Oponernos al destino,
Guardaremos de su ser lo más querido
Que es estar en su recuerdo siempre unidos.